REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El fundador de la mayor comunidad de usuarios de Instagram del mundo, Phil González, cree que el secreto que ha llevado a Instagram a tener más de 300 millones de usuarios en el mundo, y seguir creciendo por encima de otras redes sociales como Twitter, “es que cualquier tipo de usuario encuentra su espacio”.
En una entrevista durante su participación en un taller de Igers Academia en Ciudad Real, González ha explicado que en esta red social tienen cabida desde las personas “de 30, 40 o 50 años” que ha descubierto la fotografía y se ha quitado la espina de no ser fotógrafo a través de Instagram y ahora potencian su creatividad, hasta un segmento de jóvenes a los que no les interesa especialmente buscar fotos bonitas sino una forma rápida de compartir las fotos.
“Eso mismo le ha pasado a los famosos, cuya entrada en Instagram también ha ayudado a su crecimiento, pero es que, por ejemplo, para Cristiano Ronaldo es más divertido hacerse una foto con alguien y mostrarlo, que sólo contarlo”, indica González, creador de los Instagramers o Igers, en su versión abreviada, de los que existen en la actualidad más de 400 grupos en 62 países del mundo.
Y es que para el fundador de Instagramers, el nacimiento de esta red social, hace ya cuatro años, se reveló como una comunicación que iba a cambiar el mundo porque es vía imágenes, “además de que sigue evolucionando y ahora la apuesta ya es por fotografía y video”.
Asimismo, su valor fundamental también se apoya en que “es un reflejo virtual de la vida real que amplía tus posibilidades. Permite compartir nuestra vida, nuestros momentos y pasiones, conocer a otros amigos, compartir proyectos y, por qué no, encontrar hasta un trabajo o una pareja.
Instagramers
La comunidad Iger de la que en la actualidad hay millones de miembros en todo el mundo, nació, “como todos los proyectos”, de forma humilde, ya que lo hizo como un blog personal de González con el que sólo pretendía ayudar a las personas que, como a él, les gustaba mucho Instagram.
Sin embargo, la rápida aceptación del mismo hizo crecer el proyecto a pasos agigantados, hasta el punto de que la gente tenía muchas ganas de conocerse pero no había nadie que lo facilitara.
“Era muy complicado porque tenías que atreverte a decirle a alguien “¿quedamos?”. Sin embargo, montando Instagramers, habría una persona a nivel local que sería quien propondría un encuentro con la bandera de Instagramers, independiente de la de la marca Instagram. Así se fueron haciendo las primeras quedadas en bares, en hoteles… La fuerza para que la comunidad haya crecido de esta manera es que la gente quiere conocerse, encontrarse, y compartir también cosas en persona”.
No obstante, y a pesar de ser el fundador de los Instagramers, reconoce que apuesta por crear grupos en distintas ciudades y países dándoles unas pautas a los responsables locales, a los que luego da bastante libertad.
“Les dejo usar de forma autónoma una marca que he creado a nivel mundial y entre todos nos damos credibilidad, nos apoyamos y nos fortalecemos. Y todo esto, de forma altruista porque es un hobby que no he transformado en algo profesional: yo tengo mi trabajo, soy director de una televisión digital, y no vivo de la comunidad Instagramer. Por eso tomo siempre las decisiones en base al sentido común y no al económico”, ha asegurado.