Por JUAN TOMAS TAVERAS
EL AUTOR es mayor general retirado de
Policía y periodista. Reside en Santo Domingo
“Hay gente que adora el dinero y se mete en la política, si adora tanto el dinero que se meta en los negocios, en el comercio, en las industrias; que haga lo que quiera, que no es pecado, pero la política es para servir a la gente, no para mercadear con la gente y servirse de la gente”. José (Pepe) Mujica
La función pública, las instituciones y el Estado mismo, son un simbolismo para la sociedad dominicana, que deniega su rol y dejan al abandono los servicios que necesitan y que esperan los ciudadanos.
En nuestro país los solicitantes de empleos no son valorados por su capacidad o preparación solo se toman en cuenta las relaciones o las amistades de los aspirantes, el cabildeo, el clientelismo y la corrupción. Sobresale el hecho de que los empleados públicos no deben ser un capricho de los encargados o jefes de puesto, los cuales ven a sus subordinados o los consideran como cosas, como un objeto de su propiedad.
Es inaceptable que en esta época se siga practicando la esclavitud moderna, si se quiere, de manera oculta, la consideramos una de las mayores formas de injusticia. Una gran cantidad de personas son explotadas y abusadas física y mentalmente. Y el principal problema a resolver es que desconocemos lo que sucede, pese a que los porcentajes de seres humanos víctimas de estos abusos son muy altos y la esclavitud se ha expandido a través del mundo y para el caso dominicano, la mayoría de los empleadores la aplican.
Aquí radica la importancia de hacer valer los derechos, luego de conocerlos debemos defenderlos, es ahí que todo dominicano consciente debe comenzar una cruzada a favor de la educación cívica, patriótica para crear y multiplicar la civilización y el civismos o conciencia ciudadana, donde cada habitante que resida en el país respete los derechos de los demás y defienda los propios.
Por otra parte los funcionarios públicos están obligados a ser éticos o probos, a rendir cuentas y ofrecer resultados y así se evitarían los recursos dilapidados y la evasión de impuestos que servirían para garantizar los servicios públicos e impulsar el desarrollo. Esos recursos recuperados sería la solución a los problemas de la sociedad y a lograr la calidad de vida demandada.
Estoy de acuerdo en que la felicidad y equilibrio emocional de la gente es una decisión de cada quien, pero luego de tener las necesidades básicas satisfechas, situación que lamentablemente no se da en República Dominicana y estas son responsabilidad del Estado, siendo obligatorio el suministro de los servicios públicos de calidad por parte de los funcionarios públicos.
¿Cómo redireccionar los recursos del Estado que se dejan de percibir fruto de la corrupción?
Aun que creo que el país es inagotable, tal como se ha promocionado turísticamente, la realidad es que al ritmo que vamos, nos convertiremos en un Haití, y en cuanto a la criminalidad nos estamos pareciendo a México, Colombia y otros.
Los recursos dilapidados que se gastan en publicidad y propaganda vacía por parte del Estado son incalculables miles de millones. Se deben revertir en orientación e información ciudadana, sobre los servicios que se ofrecen, como acceso a ellos para simplificar y eficientizar la gestión.
Que interesante sería conocer a través de estudios científicos las estadísticas que surjan de la cantidad de recursos dilapidados por el mal uso de dicho recursos públicos, de las evasiones de impuestos y la corrupción.
Hoy quiero pedirles apreciados lectores que no dejen de ser la diferencia y juntos hagamos esa diferencia, un compromiso de la colectividad o de todos, para rescatar el país.
“Si somos libres en el corazón, no habrá cadenas hechas por el hombre con fuerza suficiente para sujetarnos. Pero si la mente del oprimido es manipulada (…) de modo que crea que es inferior, no será capaz de hacer nada para enfrentar a su opresor”. Steve Biko
“Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” Benito Juárez