SANTO DOMINGO, RD.- La decisión del presidente Danilo Medina de que los materiales para la construcción de las escuelas para la Tanda Extendida sean comprados en los municipios donde son construidas las escuelas continúa dando frutos.
Ahora no solo los materiales de construcción son comprados en los municipios y barrios donde se construyen las escuelas, sino también los alimentos que comen quienes construyen las escuelas, la comida que comerán los estudiantes beneficiándose el carnicero y el ferretero, el ebanista y el herrero, el ingeniero, el albañil, pintor y varillero, el textilero, el dueño de almacén, el colmadero, el agricultor y el ganadero, y las farmacias, porque circula más dinero, se dispara la demanda de bienes y servicios y, en consecuencia, se dinamizan las economías familiares y locales.
La vida de mucha gente está cambiando
Al dar a conocer la historia de Zeneida Saldaña (bit.ly/1ejzz2P), propietaria de un supermercado en Fantino, que le vende alimentos enlatados, detergentes y utensilios de cocina a escuelas de Fantino que están en la Tanda Extendida, la Dirección General de Comunicación destacó que la democratización de la actividad económica provocados por la Revolución Educativa impulsada por el gobierno de Danilo Medina, es decir, los sorteos transparentes entre constructores de todo el país, la construcción de nuevas aulas, cocinas, comedores, la contratación de obreros, la adquisición de mobiliario, la contratación de más maestros y maestras y finalmente el desayuno, comida y merienda en las escuelas, todo este fenómeno social y económico está cambiando la vida de mucha gente en nuestro país.
La creciente demanda de alimentos en el negocio de Zeneida la ha obligado multiplicar los pedidos. “Yo me beneficio de mis ventas, explica, pero quien me vende a mí se beneficia de las ventas que me hace”.
También ha debido contratar 3 empleados más, otra de las virtudes anunciadas y procuradas por Danilo Medina cuando, en campaña electoral y luego desde la presidencia de la República explicó al país como sería Revolución Educativa que pondría en marcha.
Y como el supermercado de Zeneida tiene mayor rotación de inventario, puede proveer productos de calidad y frescos a “sus mismos hijos”, porque aunque es una empresaria de clase media con dinero para pagarle una escuela privada a sus hijos, prefiere ahora la pública.
La escuela pública por la razón que ella misma explicaba al principio: allí reciben un doble pan.