TURCOSANKARA.- Turquía elige hoy, domingo, por primera vez en su historia a un presidente mediante voto popular, con el jefe de Gobierno, el islamista Recep Tayyip Erdogan, como gran favorito para hacerse con el cargo.

Los principales institutos de sondeos electorales turcos apuestan por una victoria de Erdogan, quien prometió ayer “una nueva Turquía” a sus seguidores.

“Mañana (hoy) se fundará una nueva Turquía, una Turquía fuerte renacerá una vez más de las cenizas”, señaló en el acto de cierre de campaña en Konya, una ciudad 250 kilómetros al sur de Ankara.

“Dejaremos atrás la vieja Turquía. La polarización y la división en bloques han caducado. Ya no habrá dominio político sobre el origen étnico o los estilos de vida”, agregó Erdogan, de 60 años.

Su principal rival en las urnas será hoy el antiguo diplomático y estudioso islámico Ekmeleddin Ihsanoglu, elegido como candidato de consenso de los dos mayores partidos de la oposición, el laico CHP y el nacionalista MHP.

Lejos de rendirse, el académico de 70 años estuvo asegurando hasta el último momento de la campaña que el domingo todavía puede haber “una gran sorpresa”.

Y es que los partidos tradicionales turcos han experimentado en las últimas décadas varios altibajos inesperados en las urnas, aunque desde 2002 parece indudable la hegemonía del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), fundado por Erdogan.

En todo caso, la campaña electoral ha deparado una primera sorpresa: la capacidad del tercer candidato, Selahattin Demirtas, dirigente del prokurdo Partido Democrático (HDP), de presentarse como figura política de la izquierda turca, más allá de su sector étnico.

Ya ha recibido el respaldo de varias agrupaciones socialistas y, dado que también entre los socialdemócratas cunde el descontento con Ihsanoglu por sus posturas conservadoras, Demirtas, de 41 años de edad, bien podría alcanzar su meta, superar el 10 por ciento de los votos.

Una eventual victoria de Erdogan cambiará la vida política del país porque el dirigente islamista ya ha declarado que usará “todas las atribuciones” del cargo, hasta ahora más bien simbólicas.

Aunque el presidente no debe mantener vínculos con ningún partido, pocos dudan de que el enérgico líder islamista colocaría a un fiel seguidor en el cargo de primer ministro y seguiría moviendo los hilos en su formación política.

Transformaría así por la vía de los hechos el sistema parlamentario turco en uno presidencial, su objetivo declarado que no pudo realizar mediante una reforma constitucional al no disponer de la mayoría de dos tercios en el parlamento.

“El voto a Erdogan abrirá la puerta para convertir el orden constitucional en un régimen personalista”, dijo hoy a Efe el analista Ibrahim Kabaoglu.

El politólogo Baskin Oran, por su parte, opinó, también en declaraciones a Efe, que esa intención no solo responde a un ideal político de Erdogan, sino también a un intento de asegurarse la inmunidad presidencial.

Los tribunales podrían abrir juicio al primer ministro no solo por su supuesta implicación en redes de corrupción, sino también por “haber provocado una guerra contra Turquía” al apoyar a grupos islamistas radicales en Siria, recordó este analista.

Los adversarios de Erdogan subrayan que aún no ha sido capaz de llamar “terrorista” al grupo Estado Islámico, pese a que este mantiene secuestrados a 49 diplomáticos turcos en Irak.

“La presidencia puede ser su vía de salida. A un presidente no se le puede enjuiciar, excepto por alta traición”, explicó Oran.

Pero si para muchos universitarios Erdogan es un “dictador”, no deja de ser el héroe para millones de turcos, no sólo entre los sectores con menor educación y en las zonas rurales de Anatolia, sino también entre una importante clase media urbana religiosa.

Erdogan se presenta a sí mismo como el líder que devolvió la dignidad a las masas populares con convicciones islámicas, tras décadas de dominio de una elite urbana laica.

Pero sobre todo el nítido ascenso económico de Turquía y el fin de décadas de una inflación incontrolable han consolidado la imagen del primer ministro como buen gestor.

Muchos sondeos le dan a Erdogan una victoria en la primera ronda, sin necesidad de volver a las urnas el 24 de agosto.

Incluso en una segunda vuelta su triunfo sería casi seguro, dado lo inverosímil que parece una izquierda kurda y una derecha nacionalista unidas tras el mismo candidato.