MIGUEL MEJIA CON FIDEL CASTROSANTO DOMINGO, RD.- Con júbilo revolucionario conmemora hoy el pueblo cubano, y el resto de los pueblos solidarios del mundo, el 63 aniversario de la gesta del Moncada.
Como cada 26 de julio la fecha es motivo para el recuento, lejos ya de aquella mañana gloriosa en que una pléyade de jóvenes atacó la segunda fortaleza militar del país, pagando con una elevada cuota de sangre la insoslayable necesidad de terminar con los males que aquejaban a su patria.
Desde entonces a la fecha, el pueblo cubano ha protagonizado una epopeya, cuyo valor se acrecienta en la medida en que se analiza el destino histórico de otros proyectos liberadores que, en América Latina y el Caribe, incluso, en otras latitudes, han sido derrotados o frustrados por las fuerzas hegemónicas que procuran mantenerse en un mundo unipolar. Lejos de ello, con enorme sacrificio y entrega a la causa de la Revolución, varias generaciones de cubanos se han dedicado a la tarea de defender y consolidar un proceso de dignidad y justicia social que perdura y tiene la capacidad de transformarse con los tiempos.
El sacrificio no ha sido en vano.
A pesar de los errores y las dificultades; por encima de la perenne hostilidad del imperialismo norteamericano y sus títeres, Cuba ha llegado hasta el presente con la dignidad y firmeza de quien sabe defender los principios. El proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos, aún cuando no ha concluido con el criminal bloqueo económico contra la isla, ni ha propiciado la devolución del territorio que ocupa la Base Naval de Guantánamo a su legítimo dueño, ha significado un paso positivo para que la nación pueda continuar la construcción de la sociedad por la que los cubanos, de forma mayoritaria, han venido luchando.
Cuba no ha cedido en sus principios. A 63 años del asalto al Cuartel Moncada, Cuba no renuncia a la construcción de una sociedad socialista más justa, progresista, libre y digna que las alternativas que le ofrece el desigual orden económico global, causante de guerras, epidemias, hambrunas, migraciones masivas, brotes terroristas, racismo, explotación y xenofobia. Cuba actualiza su modelo económico, en beneficio de su pueblo, no de élites privilegiadas, se abre al mundo y exige, en consecuencia, ser respetada en su independencia, soberanía y autodeterminación. Y sin dudas, como ya han aprendido sus enemigos históricos, sabe hacerse respetar, y cuenta con un pueblo consciente y organizado que la respalda.
Cuando se recrudece la campaña del imperialismo y las corruptas oligarquías latinoamericanas, que son su comparsa, contra los procesos de liberación, justicia social y construcción de sociedades alternativas que han tenido lugar en los últimos años en América Latina, especialmente a través del acoso, el cerco mediático , la guerra económica y cultural, y el fomento de la subversión interna y el terrorismo, contra la Revolución Bolivariana de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y que ha logrado detener, momentáneamente, los procesos de cambio en Brasil y Argentina, se hacen más urgente que nunca la firmeza de Cuba y junto a Cuba.
Es aquí donde cobra renovada importancia la probada solidaridad y hermandad del pueblo dominicano, abonada con la sangre de libertadores que en viaje cruzado, rindieron tributo al suelo sagrado de las dos naciones hermanas, unos peleando y muriendo junto a los mambises cubanos en las guerras de independencia contra el colonialismo español, y otros cayendo junto a sus hermanos quisqueyanos en las epopeyas de Constanza, Maimón y Estero Hondo contra la dictadura trujillista, como es el digno ejemplo del Comandante Delio Gómez Ochoa, nacido en Cuba y adoptado por el pueblo dominicano.
Así celebramos desde aquí, junto al pueblo cubano, este 26 de julio que es el mismo y nuevo, a la vez.