Por JUAN TOMAS TAVERAS
juan ttEL AUTOR es mayor general retirado de
Policía y periodista. Reside en Santo Domingo

Cuando somos críticos, como periodistas, en sociedades atrasadas y ausentes de institucionalidad, como la nuestra, nos vemos en la obligación de destacar o reconocer lo que debe ser rutinario u obligación de las autoridades y gobiernos por mandato de la ley, por esa razón, debo decir lo siguiente, que independientemente de la decencia y la sencillez que ha mostrado nuestro Presidente Danilo Medina Sánchez; con su 90% de aprobación, la más alta de Latinoamérica y de cualquier otro asunto que se quiera destacar; es indiscutible y cada vez más evidente la incapacidad y falta de voluntad de nuestros gobernantes, en la historia nacional, para solucionar nuestros problemas sociales, los cuales empeoran cada vez más.

“Mientras el hacha va y viene” los problemas continúan agudizándose, nadie es responsable ni culpable o todo es culpa de los pasados gobiernos; y cuando les toca la silla presidencial, todos se justifican o se cubren con que heredaron las crisis que otros provocaron. Somos una falsa democracia, donde no hay autoridad y donde todo es posible sin consecuencias; sin garantía de derechos y libertades; pues reina la impunidad con la indiferencia de la sociedad mayoritariamente, siendo serviles y esclavos voluntarios.

Para ilustrarlos mejor le enumeramos algunos y muy sencillos ejemplos, en trece años que lleva el compromiso de los “Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)” no se ha querido alcanzar ninguno, citamos, 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre, 2: Lograr la enseñanza primaria universal, 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, 4: Reducir la mortalidad infantil, 5: Mejorar la salud materna, 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, 7: Garantizar la Sostenibilidad del medio ambiente, 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

A esto debemos sumarles, la ineficacia e irresponsabilidad de los funcionarios y autoridades de los diferentes poderes del Estado, que tampoco han querido garantizar, justicia, seguridad, electricidad, agua potable, empleo, vivienda, transporte público, alimentos y productividad; oportunidades académicas y de desarrollar talentos. Ni se visualiza la más mínima intención para aplicar la ley con principios éticos-morales; así como combatir la corrupción y la impunidad; sino todo lo contrario, las autoridades son los primeros en violar la Constitución y las leyes.

Cabe hacer la siguiente reflexión, ¿para qué pagamos nuestros impuestos y la economía crece (5% anual durante cinco lustros), si no recibimos resultado alguno, no se devuelve en servicios de calidad; y cada vez, hay más pobres y menos ricos, son más ricos?

República Dominicana es el país más desigual de la región más desigual del mundo. Nuestra democracias es simbólica, me siento como en la antigua Grecia con sus mitos y leyendas. Debo aclarar, solo en esa parte, nada que ver con las grandes conquistas y avances científicos para la época que dio origen al renacimiento, la mayor influencia para la civilización occidental.

Indudablemente en República Dominicana hay mucha libertad, pero libertad para el desorden, para la corrupción, para los contratos leoninos, para los abusos de poder, para explotar al pueblo o esclavizarlo por salarios de miserias. Sí, hay mucha libertad para la irresponsabilidad e ineficiencia de los funcionarios públicos, para la violación a la constitución y las leyes; para que reine la impunidad. República Dominicana es un Estado de libertinaje.

Me encantaría ver el futuro promisorio, pero ocupando los últimos lugares en medrar para la calidad de vida y los primeros puestos en falta de institucionalidad, (…). Se me hace difícil mantener la fe y la esperanza. Nuestra democracia es como un cascaron vacío en la que apena podemos votar, pero para nada elegir y ser elegido con igualdad de oportunidades y de arbitraje; como manda la Constitución y las democracia fuerte y participativa.

Cuando los dominicanos echamos el voto, no tenemos certeza a quien se lo venden o con quien lo negocian, pues por eso digo, que votar y marcar una voltea por x candidato, no es elegir. Nosotros los dominicanos, como pueblo, no elegimos nuestros gobernantes, quienes lo eligen de manera negociada y manipulando la intención y selección de los votos marcados, son los poderes politiqueros del Estado en componenda con los poderes fácticos, empresarios, medios de comunicación, iglesias y hasta los criminales de cuello blando. Y eso, sin contar las intervenciones extranjeras.

Esto no es democracia, más bien es un hibrido entre cleptocracia y oligarquía. Son un pequeño grupo, quienes dirigen y lo deciden todo, para nada representan los intereses del pueblo, de la colectividad, por el contrario usurpan la soberanía del pueblo y traicionando el supuesto gobierno del pueblo, democracia verdadera, como la soñaron Juan Pablo Duarte y los Trinitarios; Gregorio Luperón y los Restauradores.

No creo en la ignorancia ni la incapacidad, solo hay diferencias de capacidades, diferencias de conocimientos, diferencias de talentos o habilidades, diferencias de actitudes y aptitudes, todo en la vida es cuestión de disposición y voluntad.

Los grandes cambios de nuestras vidas son el resultado de decisiones que no nos cuestan dinero ni están relacionadas con asuntos materiales, sino con voluntades firmes que nos ayudan a escoger entre seguir sufriendo o estancados, o cambiar a una nueva vida para ser feliz creyendo en si mismo.

Johan F Kenedy, decía “que la misión de un dirigente era educar a su pueblo, no coincidir, necesariamente, con los errores del pueblo.” Desgraciadamente la mayoría de la población esta desorientada por la labor publicitaria de la prensa y los falsos voceros de los medios de comunicación que mal informan y desinforman.

“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas. George Orwel, escritor y periodista.

Basta ya (…), “Ningún pueblo ser libre merece. Si es esclavo, indolente y servil”. Despertemos, dejemos el servilismo y la esclavitud voluntaria; cohesionémonos en sinergia para un cambio radical y refundar la república.