Por Marino Ramírez Grullón

Cada año, pero en enero cuando inicia el primer cuatrimestre uasdiano tenemos noticias de algún tipo de protesta por parte de empleados o profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Siempre será a principios de año porque es la fecha en que ha promulgado La Ley de Ingresos y Gastos Públicos del gobierno central estando las partidas distribuidas para cada institución del Estado.

En ese sentido la UASD no se queda atrás y como entran recursos frescos a la institución los sectores que inciden en ella quieren alguna mejora salarial, siempre será entre empleados y profesores.

Estos reclamos se realizan automáticamente al nacer cada enero y no precisamente pensando en la canción del maestro Rafael Solano, sino porque todos quieren repartirse en términos de salarios los dineros que deberían ir al ámbito de las mejoras de servicios para la familia universitaria.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo para los que no lo saben es una especia de mini estado donde la nómina cada día crece más incluso ahora que las autoridades se eligen por cuatro años la cosa es peor.

Los privilegios y beneficios económicos que se llevan profesores, autoridades, empleados y hasta muchos dirigentes estudiantiles con sus consiguientes recomendados sobrepasan al Estado central.

Nunca los recursos asignados a la UASD serán suficientes para complacer los requerimientos de ascensos económicos de los sectores que se conviven en esa entidad educativa estatal.

La Universidad no aguantaría una auditoría seria sobre su nómina ya que allí cobran personas que en su vida nunca han ido a realizar una labor para justificar ese salario, además de importantes personalidades que históricamente han cobrado dependiendo de la relación política o personal que tengan con el rectorado de turno.

En fin, no queremos desacreditar la organización donde fui estudiante y donde pasaba gran tiempo del día cuando era menor de edad ya que mi padre fallecido me llevaba allá para estar con él mientras laboraba en la misma.

Sin embargo la universidad del Estado necesita una profilaxis que parece nadie quiere acometer precisamente porque todos quieren estar en su nómica tal como pasa en el gobierno.

Ahora con un mandato de cuatro años el funcionamiento admistrativo de la UASD es más deficitario tanto por el crecimiento como por las apetencias que en ella se derivan.

Por más recursos que se le asignen a la UASD mayor será su consumo pero siempre en detrimento de los estudiantes pobres que son la mayoría y siempre serán víctimas de los intereses políticos y económicos que se mueven en la zona.