MEXICO MATANZATEHUACÁN, México. Coxcatlán y toda la región sur del estado central mexicano de Puebla intentaban sobreponerse el sábado a la mayor matanza que recuerden: La de 11 miembros de una misma familia, entre ellos dos niñas y una mujer embarazada, que fueron asesinados el jueves por la noche.

Un funcionario al tanto de la investigación, que pidió el anonimato por no estar autorizado a hablar del caso, informó a The Associated Press que uno de los sospechosos identificados y buscados por la justicia actuó movido por la venganza porque fue encarcelado tras ser denunciado por violar hace años a una de las mujeres asesinadas.

Se ensañaron

El funcionario añadió que los atacantes se ensañaron con uno de los hombres, supuestamente la pareja actual de esa mujer, pues tenía heridas de arma blanca como si hubieran intentado decapitarlo.

Clemente Hernández, líder de San José el Mirador, la comunidad indígena donde ocurrieron los hechos y que pertenece al municipio de Coxcatlán, perdió a seis familiares directos y fue quien dio la alarma a las autoridades municipales. En declaraciones a la AP negó el asunto de la violación pero reveló que su cuñado tenía lesiones de cuchillo o machete.

Hernández no quiso ofrecer más datos sobre las escenas de los crímenes, dos casitas en la sierra a las que se accede sólo caminando, pero se limitó a decir que en el lugar había casquillos que “no eran de escopeta”, sino de armas mayores.

Las fotos publicadas por la prensa local muestran cómo un grupo de personas trasladaban el viernes los cadáveres sierra abajo, envueltos en cobijas y sobre maderos, por sendas estrechas que comunicaban las casas con el resto de la comunidad, donde vive medio centenar de familias.