parejaDicen que la honestidad es el pilar de una relación fuerte y tienen razón. Pero hay un abismo entre la honestidad y contarlo todo. Algunas cosas no hay por qué compartirlas. Si necesitas un poco de ayuda para saber los límites, esta guía es el lugar perfecto para empezar.

 Admitir la vigilancia

Casi la mitad de los hombres casados admiten sentir curiosidad sobre con quién habla su mujer, con quién se manda mensajes por el móvil y por el ordenador. Si has curioseado sin permiso, confesarlo no suele ser una buena idea. Parecerás inseguro. Ella se pondrá furiosa (y con razón). La próxima vez que deje el teléfono por ahí, ten un poco de confianza en ella.

Mensajes de tu ex

Si tienes una relación amistosa y sana con tu ex, estupendo. Pero no todas las parejas opinan igual. No dejes que los celos hagan mella en vuestra relación. Guárdate para ti esos mensajes, por inocente que sean.

 El mejor sexo que has tenido

Ese encuentro sexual inolvidable, que te volvió loco, que te hizo temblar las rodillas y te paró el corazón. Ese momento que marcó un antes y un después en tu historia sexual. ¿Ese? A menos que haya sido con tu pareja, mejor no se lo cuentes.

Tu historial de infidelidad

Nadie es perfecto, y muchos de nosotros nos hemos equivocado más de lo que nos gustaría admitir. Pero piénsatelo bien antes de compartirlo con tu pareja. Es la clase de información que genera incertidumbres en la mente de las personas y no sabes cómo puede reaccionar.

Tu historia con el porno

Si puedes compartir tus gustos en pornografía con tu pareja, perteneces a un club pequeño y muy selecto. Para la mayoría de nosotros, el porno es algo que debes guardarte para ti solito.

Fantasía con otra persona

Todos tenemos fantasías sobre aquello que no podemos conseguir. Pero las fantasías son solo eso: fantasías. ¿De verdad tu pareja tiene que saber que te gusta Angelina (o Brad)? Importante: si tu fantasía tiene algo que ver con su hermana (o su hermano), confesarlo probablemente sea una muy, muy mala idea.

Su familia

Las familias son un territorio peliagudo. Todos hemos escuchado historias sobre padres que le hacen la vida imposible a las parejas de sus hijos y, a veces, tienes que hablar sobre ello con honestidad. Pero sé sensato, especialmente si no tienes nada concreto sobre lo que quejarte. “No me cae bien tu madre” no es una buena manera de empezar la conversación. Especialmente si su madre está delante.

No me gusta tu *rasgo fisico*

Puede que ya lo hayamos dicho muchas veces, pero nadie es perfecto. ¿No te gusta su nariz? ¿No te convence su pelo o algo por el estilo? Si no es algo que puedan cambiar, guárdatelo para ti.

Cosas que tu ex hacía u él/ella no

Es tentador, sobre todo cuando estás enfadado, hacer comparaciones con las exparejas. Pero la cuestión es sencilla: ya no estás con esa persona. Créenos. Nunca es buena idea comparar.

Eso ya no te gusta tanto como antes

Si el sexo se ha estancado un poco, depende de los dos hacer que mejore. Habla sobre ello. Prueba cosas nuevas. A nadie le gusta escuchar “ya no me atraes tanto como antes”.