Escrito por Luis De la Cruz Noboa

Era una mañana fresca, la noche le había dejado ese legado, disfrutaba de una taza de café, cuando escucho en la radio local la celebración de la misa dominical. Ese medio de comunicación es el utilizado por nuestros muy queridos anfitriones cuando no pueden estar presentes

Entre el deleite del café, aguzo mis oídos cuando oigo al oficiante de la misa, quien para mi sorpresa es nada más y nada menos que Monseñor Diomedes Espinal – Obispo de la Diócesis  Mao-Montecristi- pronunciarse en su homilía con frases categóricas como “malo es el que vota por los malos”; “el dinero de nuestro impuestos enriquece a unos pocos”; “vender el voto es no tener conciencia, es inmoral”; “ no es vivir de falsas promesas es vivir de realidad”.

El motivo de relacionar el Evangelio de ese día con el diario vivir político, era que la misa se estaba oficiando en el polideportivo de Dajabón, que tiene más de doce años a medio construir y carece de techo. De ahí que Monseñor Espinal llevaba la Palabra de Dios a su feligresía en un escenario que es muestra palmaria de una promesa gubernamental incumplida.

Así mismo le ha estado pasando al país en sentido general, el cumulo de promesas incumplidas, de males sin buscarle solución y ahondados, de escándalos de corrupción por doquier, de delincuencia desaforada, entre otras tantas razones, han hecho que la realidad obligue. Cuando se hace algo obligado se hace minuciosa o desdeñosamente, esta vez el pueblo dominicano prefirió la minucia y el escudriñar tras la verdad. Ha estado despertando del letargo, ha dejado de lado la política comunicacional engañosa y pagada por el Gobierno, porque está harto de  sentirse engañado.

El encono manifestado en Dajabón lo sentimos todos. Al referirse Monseñor Espinal a “los funcionarios responsables que son irresponsables”, toca al Ministro que por estar politiqueando se olvidó de que la sequía nos iba a dejar sin víveres, vegetales, frutas y no buscó los correctivos a tiempo. Por igual modo se refiere a la Ministra que sale a ponerle cloro a los tanques y a fumigar con gasoil cuando los muertos por dengue superan el centenar. Al coro de funcionarios irresponsables se suma el Ministro que tiene pasando calamidades a los atletas de alto desempeño, mientras él dilapida los recursos de ese Ministerio en sus caprichos personales.

Toda esa desazón, todo ese desencanto, se percibe por doquiera usted se mueva. Con razón se manipulan encuestas, se compran partidos políticos, se abultan porcentajes, se magnífican eventos, es que hasta a los gobernantes la REALIDAD LOS OBLIGA: el pueblo dominicano despertó, no está dispuesto a seguir dejándose timar.

Lo bueno de todo esto es que quienes debemos hacer cambiar esta realidad por una mejor somos nosotros, por eso Monseñor Espinal finalizó su prédica recordándole a los dajabonenses y al país lo siguiente:” A LOS POLITICOS SE LES PAGA SU ACCIONAR, BUENO O MALO, CON EL VOTO”. Con Dios en nuestras conciencias, ASI LES PAGAREMOS.