Por Juan Cruz Triffolio

 

minervaPrepararse para el viaje de la partida es inminente.

Causa pena y dolor pero es mandato divino.

Qué frágil es vivir…!!

Tarde o temprano, el viaje sin regreso es una realidad inexorable.

Por eso, entre otras razones, vivir por los demás es el principal motivo para justificar la existencia humana.

Dar hasta que duela es la manera ideal de hacer eterno lo que luce pasajero.

Servir sin ninguna otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido es el expedito sendero para encaminarnos a la felicidad.

Es la herramienta clave para la permanencia por siempre en la conciencia colectiva y tener espacio en la morada eterna.

La grandeza de vivir para servir hace imposible el extrañar y el lamentar ante la partida física del ser que amamos.

Hermoso paso es la muerte cuando logramos vivir para amar sin fronteras.

Dejar que el Todopoderoso ordene el final de la marcha de la existencia, luego de vivir a plenitud respondiendo a su mandato, es el único capítulo donde la felicidad se hace verdaderamente posible cimentada en el dolor y la tristeza que envuelve a lo humano.

Es un regalo de Dios…!!

Es un momento para el cual todos debemos estar preparados sin resquemores ni angustias.

Es la invitación ideal para imprimirle un nuevo sello a la existencia conforme a la normativa del Divino Creador.

Siendo esa y no otra la ruta del vivir en el planeta de los mortales, tu partida es un llamado al compromiso con los más necesitados para elevar su dignidad humana y esa manera nunca, jamás, olvidarte.

Porque después de todo, sin importar las lagrimas, las palabras y el dolor, sinceramente, no es más que un hasta luego..!!

El autor es

Sociólogo – Comunicador

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