OCTAVIO DOTELMás allá de su labor en el montículo y del anillo que obtuvo al formar parte de los Cardenales de San Luis que conquistaron la Serie Mundial del 2011, Octavio Dotel será recordado mayormente por haber vestido el uniforme de 13 equipos, una marca de las Mayores.

Los canjes en los que su nombre figuró se tornaron tan frecuentes que se fue acostumbrando a ellos con excepción del que en el 2004 le llevó de los Astros de Houston a los Atléticos de Oakland.

“Lloré cuando me cambiaron”, confiesa Dotel, quien tuvo foja de 59-50 y un promedio de carreras limpias permitidas de 3.78.

Ese le amargó la vida no solo porque en el período que estuvo con los Astros (2000-2004) había tenido el placer de jugar junto a Moisés Alou, José Vizcaíno, Julio Lugo, al finado José Lima, Hipólito Pichardo, Willy Taveras y Ezequiel Astacio, entre otros dominicanos.

“El béisbol no lo veo ni siquiera por televisión”
Con esa organización hizo en el 2000 –en contra de su voluntad– la exitosa transición de pitcher abridor a relevista que terminó posibilitando que permaneciera 15 años en el Gran Circo y que acumulara una ganancia nominal de poco más de 41 millones de dólares.

“Houston fue de mucha experiencia, de mucho conocimiento. Allí aprendí a jugar el juego, a lanzar, a conocer cuál era mi fuerte y dónde tenía que enfocarme a trabajar para tener éxito”, expresa Dotel, de 40 años.

Tras una lesión de Billy Wagner que le sacó por el resto de la temporada, el dirigente Phil Garner pensó que Dotel, con su recta consistentemente viajando sobre las 95 millas, podía ser el hombre ideal y así fue.

“Me incomodé. No me gustaba la idea, pero entendí a través del tiempo que mi futuro era ser relevista”, subraya.

Él respondió salvando 14 juegos, elevando sus bonos también como material de cambio.

El 24 de junio de ese año fue enviado a los Atléticos en un movimiento triple que aterrizó en Houston al jardinero Carlos Beltrán.

Aunque no le gustaba el Coliseum Stadium, ni la ciudad de Oakland porque era peligrosa y no le brindaba muchas opciones para salir a disipar la mente después de los encuentros, Dotel consiguió 22 salvamentos más, sumando 36, marca personal.

“Había que estar en el hotel metido. Difícil para una persona como yo, tan alegre”, acota el exlanzador con su proverbial sonrisa y habitual manera de usar los lentes sobre la cabellera.

Su calvario allí se acrecentó y terminó al año siguiente luego de haber tomado parte en 15 partidos, cuando molestias en el codo fueron puestas en duda por los instructores de los Atléticos y el gerente general Billy Bean.

No obstante, el tiempo le dio la razón pues terminó pasando por la sala de cirugía para que le practicaran una Tommy John.

“Ellos nunca me creyeron y me mostraron como un mentiroso, como un charlatán porque yo seguía tirando a 95 millas, pero no estaba bien, cada lanzamiento lo lanzaba con el corazón. Sentía un gran dolor”. declara.

Su verdugo
Al hacer una mirada en retrospectiva de su carrera, Dotel identifica al poderoso Mark McGwire como el bateador más difícil que enfrentó.

“Si no mal recuerdo, creo que en cuatro o cinco turnos que lo enfrenté me dio tres jonrones y sólo lo ponché una vez”, apunta mientras su memoria se transportaba en el tiempo.

En el otro lado de la moneda proyecta la cara de Sammy Sosa, de quien recuerda que en su primer año con los Mets de Nueva York le dio un palo como de casi 500 pies en el Shea Stadium, lo cual repitió al año siguiente en el Wrigley Field.

“En mi primer año en Grandes Ligas, Sammy acabó conmigo, pero después que me convertí en relevista, la página cambió”, relata.

“Tenía un éxito increíble contra él. Me comía a rectas limpias a mi hermano Sammy”, asegura Dotel, quien señala que los torpederos Elvis Andrews, de Texas, y el retirado Orlando Cabrera también eran “hijos” suyos.

NO EXTRAÑA EL BÉISBOL
Dotel no le pone la mano a un guante desde marzo de este año, cuando intentaba en los entrenamientos primaverales lanzar un año más, pero decidió decir adiós sin anunciarlo formalmente, práctica común entre los atletas locales, porque el codo no le respondió como esperaba. “El béisbol no me hace falta para nada.

Ni siquiera veo los juegos (de Grandes Ligas) por televisión”, destaca el orgullo del sector Los Trinitarios quien es propietario del colegio Santa Bárbara y tiene inversiones en bienes raíces en Estados Unidos. “Ahora llevo una vida tranquila, maravillosa, compartiendo con mis hijos Eduardo, de cuatro años, y Nicole, de dos”, resalta. “Ellos y mi esposa Masiel Javier me han dado un cambio de vida muy bonito”, acota.”Ahora les estoy brindando el tiempo que el béisbol les quitó”.

Indica que en esta etapa de su vida suele ir a buscar a sus niños al colegio, salir a comer pizzas e irse los fines de semana a disfrutar con la familia para La Romana, Bávaro y otros complejos turísticos. “Este momento que estoy viviendo es algo que no tiene precio”, agrega mientras degustaba de un pedazo de caña tranquilamente sentado en uno de los bancos del parque Mirador del Sur. En obvia referencia a Julio Franco, Manny Ramírez y Miguel Tejada, Dotel dice que no entiende cómo muchos de sus colegas que han logrado fama y fortuna insisten en regresar a las Mayores a pesar de que ya pasan de los 40 años.

“De verdad que me sorprendo con muchos de ellos. Qué más tú le puedes pedir a Dios, mi hermano”, enfatiza. ”Conseguiste buen dinero, buena fama, buena familia, qué necesidad tienes de andar por las Ligas Menores haciendo unos viajes largos en guagua o montándote en un avión con escalas de hasta dos horas”. Por el momento, Dotel disfruta del tiempo libre y si tiene que hacer un paréntesis lo haría en la temporada local como coach de pitcheo (”no de bullpen”) con los Leones del Escogido, al que siempre perteneció aquí.

Año  Equipos
1999 Mets de NY
2000-04 Houston
2004-05 Oakland
2006 Yankees
2007 Kansas
2007 Atlanta
2008-09 White Sox
2010 Piratas
2010 Dodgers
2010 Rockies
2011 Toronto
2011 Cardenales
2012-13 Detroit