Por: Nélsido Herasme

Nelsido HEl barrio 27 de Febrero tiene una historia que contar, porque las familias de este sector se sienten orgullosas de haber producido cuatro generales de las Fuerzas Armadas y dos sacerdotes que trabajan por la construcción del Reino de Dios y su Justicia.

Nuestro sector, entronizado en el corazón de la circunscripción 3 del Distrito Nacional, tuvo el honor de alumbrar a los generales Pedro Antonio Delgado, a Pedro Peter Reyes, Gilberto Delgado y a Tomás González, los tres primeros miembros del Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD) y el cuarto perteneciente al Ejercito de la República. Pero de estas cuatro glorias hablaremos en una próxima entrega, porque ahora nos referiremos a dos sacerdotes pertenecientes a la congregación salesiana, nacidos y criados en nuestras entrañas.

A partir de este momento nos rebosamos de alegría a dar  que el sector 27 de Febrero alumbró dos curas de nombre Germán Valverde, hijo pequeño de una familia de comerciantes, que por mucho tiempo residió en la calle Luis Reyes Acosta a esquina Respaldo 10 y Eddy Peña, nacido y criado en el Callejón16, hogar administrado por una ama de casa ejemplar  y un consagrado barbero de oficio.

Desde muy niños, estos muchachos despertaron su vocación, recibiendo de inmediato el llamado al sacerdocio y de esta manera dar un giro espiritual a sus vidas.

Al Padre Valverde lo vimos graduarse de profesional de la electrónica, en el Instituto Politécnico Industrial, de Santiago (IPISA), institución técnica creada por la comunidad salesiana y luego convertirse en maestro e instructor de jóvenes en este importante oficio.

Las informaciones que manejamos es que en estos momentos se encuentra en  Puerto Rico realizando su labor pastoral.

Del Padre Eddy sabemos que trabaja duro en la comunidad salesiana bajo las directrices de los sacerdotes que siguen las orientaciones de don Bosco.

Sería bueno para la animación de los muchachos y muchachas del barrio, que tanto Germán como Eddy, vengan a su lugar de origen y, en una misa concelebrada en la parroquia que los catapultó, orienten a la comunidad, principalmente a las madres y a sus hijos. Dios bendiga a estos  jóvenes  que con su perseverancia y dedicación han enviado  la señal de que todo no está perdido en nuestros barrios.