Por Oscar Santiago Batista García

 

OSCAR-SANTIAGO-BATISTA¿Cuando Juan Pablo Duarte expresó: “Que entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión bajo ninguna circunstancia?; ¿asumió esa patriótica y categórica actitud poseído de prejuicios raciales”.

Evidentemente que no, porque el padre de la patria siempre manifestó admiración por el pueblo haitiano. Sin embargo, son nuestros vecinos quienes nunca han mostrado ninguna acción de respeto hacia la sociedad de esta parte de la isla.

Históricamente hemos sido agredidos por el liderazgo haitiano,  así lo confirma el accionar de la mayoría de sus gobernantes antes y después de lograr nuestra independencia el 27 febrero de 1844.

La invasión de Dessalines en 1805,  la invasión de Boyer en 1822,  y luego de la independencia dominicana lograda el 27 de febrero de 1844,  las autoridades haitianas hostigaron constantemente al pueblo dominicano hasta el 1855.

Y en el pasado 2005, turbas haitianas hostigaron el entonces presidente de la República Dominicana, doctor Leonel Fernández Reyna, quien tuvo que escapar por la parte trasera del palacio presidencial haitiano.

No obstante, la República Dominicana y sus gobernantes han sido solidarios y respetuosos del territorio y pueblo haitiano, exceptuando  el lamentable y bochornoso episodio llevado a cabo por la dictadura de Trujillo, en el año 1937.

Todas estas circunstancias históricas y políticas nos otorgan las razones suficientes para  mantener plenamente vigente las patrióticas y enérgicas palabras del fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte: “Entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión, ya que es la única y contundente manera de decir a todo pulmón, cuál es la patria que queremos”.