El menor que entró las aguas cristalinas a nadar no se daba cuenta que cuatro tiburones estaban a solo unos metros y se acercaban rápidamente hacía él.

En ese momento estaba Artem Tkachenko, un joven que jugaba con su drone filmando el paisaje cuando percibió el peligro que acechaba al niño con su vista aérea lo que le permitió a su operador advertir el peligro y hacer que el niño saliera del agua.